Técnicas de interrogatorio en Criminología: ¿cómo interrogar a testigos y sospechosos?


 Los testimonios obtenidos mediante las técnicas de interrogatorio son clave para los investigadores, pero es necesario contar con formación para realizarlas con éxito.

 

Ante la comisión de un delito, es necesario actuar de forma metódica y ágil para esclarecer las circunstancias. Los investigadores tratarán de recabar toda la información posible para determinar qué ha ocurrido, la motivación del autor, las personas implicadas y los daños causados a las víctimas. ¿Cómo se realiza esta tarea de investigación? Los criminólogos tienen a su disposición distintas herramientas y técnicas de interrogatorio para abordar este proceso.

Los criminólogos adaptan los conocimientos de distintas disciplinas a sus técnicas de investigación:

Desde la Biología y la Química se realizan pruebas de laboratorio como los test de ADN o los análisis de materiales.
Desde la Física se estudian las trayectorias de disparo o las caídas.
Desde la Psicología se valora la información aportada por testigos e implicados en un delito, ponderando aspectos como el comportamiento de la persona, su percepción, su memoria y otros procesos mentales relacionados que se desencadenan tras vivir una experiencia que emocionalmente tiene un impacto.

El investigador criminólogo puede interaccionar de dos maneras con las piezas que componen un caso: las entrevistas con la víctima y testigos del hecho delictivo, y el interrogatorio de los sospechosos. Los testimonios que se obtienen mediante las entrevistas e interrogatorios son de gran utilidad para los investigadores, pero su resultado depende de muchos factores: desde la capacidad de recordar hasta las habilidades del interrogador, que debe evitar contaminar las declaraciones guiando las respuestas.


 

 

¿Para qué se realiza un interrogatorio?


El interrogatorio que se realiza a un sospechoso es un proceso que persigue conocer los detalles de la comisión de un delito, obtener una confesión o datos incriminatorios suficientes para enjuiciar al autor.

El investigador se sirve de técnicas cognitivas y conductuales, normalmente preguntas, que pueden apoyarse en imágenes u otra documentación, con la intención de disipar dudas, esclarecer contradicciones que puedan derivarse de las declaraciones que se hayan hecho previamente a las autoridades. Durante este proceso, el profesional con formación adecuada puede también detectar posibles desviaciones de la personalidad que aporten más contexto sobre los motivos que han llevado a alguien a cometer un delito.


Los 2 métodos de interrogación


Desde un punto de vista policial, pueden diferenciarse dos escuelas sobre el método a aplicar en el interrogatorio:

Método REID


Consiste en generar en el sospechoso una situación de presión psicológica que permita, a través de la creación de ansiedad, facilitar su confesión. Este método se centra en la capacidad de los investigadores en interpretar el lenguaje corporal de los interrogados, sus reacciones a las afirmaciones —verdaderas o no—, a las pruebas mostradas y a las preguntas que se les realicen.

Este método implica nueve pasos:

Confrontación positiva
Desarrollo del tema
Negociación
Objeciones
Atención
Pasividad
Preguntas alternativas
Detalles
Declaración firmada


 

 

Método PEACE


Este acrónimo agrupa los pasos a realizar:

Preparación y planificación.
Interaccionar y explicar.
Relato.
Cierre y evaluación.

Se trata de una técnica de interrogatorio especialmente empática y garantista de los derechos de los investigados, pero puede resultar poco eficaz si los sospechosos se resisten a colaborar. En esta metodología también es muy relevante el análisis en detalle, el comportamiento físico, las respuestas divergentes y el lenguaje no verbal.

Para que el interrogatorio sea efectivo, es necesario establecer un canal comunicativo óptimo con la otra parte, bien sea testigo del delito, sospechoso o una víctima. El interrogador tiene que dejar a un lado sus suposiciones y juicios y escuchar lo que cada persona puede aportar o desvelar con palabras o actitudes.

Una de las claves en este sentido será que los investigadores que realicen el interrogatorio estén adecuadamente formados y conozcan lo que se debe y no se debe hacer durante una actuación, así como para evitar errores que deriven en el enjuiciamiento de personas inocentes o, por el contrario, en la impunidad de los autores de un delito.

Además de los interrogatorios, los criminólogos cuentan con otras fuentes en las que apoyar su investigación, tanto documentales como empíricas, que permiten esclarecer las circunstancias en que se ha cometido un delito y elaborar un informe pericial que podrá utilizarse como prueba en un proceso penal.


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